Mi Historia
La Historia de la Madera Flotante
Cada trozo de madera flotante que recojo ha viajado mucho antes de llegar a mis manos. Arrastrado por las olas, modelado por los elementos, ha soportado los caprichos del tiempo y del agua. Cuando salgo a buscar estos tesoros encallados, es un encuentro con la naturaleza, una selección cuidadosa de los trozos que me cuentan una historia.
Cada uno tiene grietas, astillas e imprentas de su pasado. Aquello que algunos podrían ver como defectos, yo lo percibe como testigos de su recorrido. En estas imperfecciones reside toda la belleza y autenticidad de la madera flotante. Me esfuerzo para conservar al máximo esta historia, respetando la forma y el alma de cada pieza.
Así, las creaciones que toman forma en mis manos no son simplemente objetos, sino fragmentos de un viaje, de un relato hecho de viento y mar. Aun así, hay que tratarlas con cuidado: cada astilla puede recordar como de vivo es este material y que puerta en si toda la fuerza de la naturaleza
.
Mi Trayectoria
Nací en una familia donde la madera siempre ha ocupado un lugar central. Mi padre era ebanista y crecí observando su talento y amor por este material noble. Después de la muerte de mi madre, pasé mucho de tiempo a su lado en su taller, una experiencia que me marcó profundamente.
A los treinta y nueve años, decidí dejar Francia para establecerme en España y reconectar con mis raíces maternas. Fue allí donde descubrí la madera flotante, un material modelado por el mar que me fascinó enseguida. Este vínculo entre la naturaleza y el arte me inspiró profundamente y me dio ganas de transformar estos trozos de madera en objetos únicos, preservando la historia. Hoy en día, dedico tiempo y energía a buscar estos trozos, a veces incluso en Francia, donde viaje hasta siete horas para continuar esta aventura.
Y he elegido compartir mi pasión con aquellos que apreciarán la intensidad y la belleza de mi trabajo.
Cada trozo de madera flotante que recojo ha viajado mucho antes de llegar a mis manos. Arrastrado por las olas, modelado por los elementos, ha soportado los caprichos del tiempo y del agua. Cuando salgo a buscar estos tesoros encallados, es un encuentro con la naturaleza, una selección cuidadosa de los trozos que me cuentan una historia.
Cada uno tiene grietas, astillas e imprentas de su pasado. Aquello que algunos podrían ver como defectos, yo lo percibe como testigos de su recorrido. En estas imperfecciones reside toda la belleza y autenticidad de la madera flotante. Me esfuerzo para conservar al máximo esta historia, respetando la forma y el alma de cada pieza.
Así, las creaciones que toman forma en mis manos no son simplemente objetos, sino fragmentos de un viaje, de un relato hecho de viento y mar. Aun así, hay que tratarlas con cuidado: cada astilla puede recordar como de vivo es este material y que puerta en si toda la fuerza de la naturaleza
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Mi Trayectoria
Nací en una familia donde la madera siempre ha ocupado un lugar central. Mi padre era ebanista y crecí observando su talento y amor por este material noble. Después de la muerte de mi madre, pasé mucho de tiempo a su lado en su taller, una experiencia que me marcó profundamente.
A los treinta y nueve años, decidí dejar Francia para establecerme en España y reconectar con mis raíces maternas. Fue allí donde descubrí la madera flotante, un material modelado por el mar que me fascinó enseguida. Este vínculo entre la naturaleza y el arte me inspiró profundamente y me dio ganas de transformar estos trozos de madera en objetos únicos, preservando la historia. Hoy en día, dedico tiempo y energía a buscar estos trozos, a veces incluso en Francia, donde viaje hasta siete horas para continuar esta aventura.
Y he elegido compartir mi pasión con aquellos que apreciarán la intensidad y la belleza de mi trabajo.